Envuélvemelo para regalo, dijiste,
mientras arrojabas tu ropa y la mía
y me acariciabas en cámara lenta.
Cómo negarme.
Lo adorné con cintas rojas,
mal disimulé sus arañazos,
alguna herida cruel,
la huella de las despedidas.
Cuídamelo, te susurré al oído,
a menudo se desboca.
(De mi poemario Insight)
L.C.
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